Por: Javier Leonardo Ramirez.
Al reciente artículo del Espectador que cuestiona la validez del Doctorado en Administración Pública del Alcalde de Bogotá, se suma el poco rigor con que Peñalosa ha sido promocionado como el ganador de un supuesto nobel ambiental. Sería inaudito que un galardón que exalta los aportes más relevantes de la humanidad en las ciencias, la economía, la literatura o la paz mundial, fuera entregado a una visión antropocéntrica que concibe la naturaleza como un enemigo a domar y que cuenta con nefastos precedentes en la intervención de ecosistemas.
En junio de 2009 la prensa colombiana ensalzaba a Enrique Peñalosa por recibir el Premio Gotemburgo de Desarrollo Sostenible. Sin ningún rigor ni profundidad los medios se volcaron a decir que se trataba del equivalente al premio nobel del Medio Ambiente. Por su parte El Espectador tituló: ‘Enrique Peñalosa ganó premio ambiental más importante del mundo‘.
Caracol destacó lo siguiente: ‘(Peñalosa) fue premiado por transformar Bogotá en un modelo de planificación urbana democrática y sostenible, […] entre sus logros está Transmilenio, una red moderna y eficaz de autobuses rápidos’
El premio acompañado por unas 330.000 coronas suecas (120 millones de pesos al 2016) fue entregado en la ciudad sueca de Gotemburgo, que es además la casa matriz de la multinacional fabricante de buses Volvo, que también entrega el Volvo Environment Prize.
Lo primero que hay que resaltar es que entre los premios entregados por un conjunto de Academias suecas en reconocimiento a investigaciones o contribuciones notables a la humanidad y que llevan el nombre de Alfred Nobel, no existe ningún nobel al medio ambiente.
Este hecho ha permitido que varios premios de cierta relevancia se reclamen el título del equivalente del Nobel de la Ecología o el Nobel del medio ambiente. También, ha hecho posible que algunas personas con intereses particulares se presenten como grandes expertos en temas ambientales, con la complicidad o ingenuidad de los medios locales.
A pesar de no existir un nobel ambiental, no ha sido obstáculo para que se reconozcan valiosas contribuciones al medio ambiente desde otras categorías. Por ejemplo, Rajendra Pachauri obtuvo el nobel de Paz en 2007 por sus aportes al entendimiento del Cambio Climático en el IPCC (Intergovernmental Panel on Climate Change). De igual manera el mexicano Mario Molina recibió hace 20 años el premio Nobel de Química al describir los daños en la capa de ozono por efecto de gases derivados de la actividad humana.
Decir que el premio Gotemburgo es el nobel ambiental parece una impresión, más cuando se encuentran otros premios, y otros titulares de prensa, y otros personajes,…, que se reclaman el nobel del medio ambiente.
Uno de los galardones más reconocidos en defensa ambiental, y 10 años más antiguo que el premio Gotemburgo, es el Premio Medioambiental Goldman, entregado en San Francisco, Estados Unidos, y también denominado el nobel ambiental o nobel verde.
Lo cierto es que mientras el nobel generalmente es entregado a investigadores y científicos, el Goldman se enfoca en el activismo ambiental, la protección a los recursos ambientales, los derechos indígenas y el liderazgo. En el Gotemburgo se destacan casos de desarrollo sostenible alrededor del mundo.
Entre los ganadores del premio ambiental Goldman están los líderes recicladores del Programa Basura Cero. Entre ellos, Nohora Padilla, a quien no ensalzaron como la ganadora de un nobel, a diferencia de Peñalosa. Apenas el periódico el Colombiano tituló: ‘Premio «Oscar del medio ambiente» para la colombiana Nohora Padilla‘.
Omitiendo la prensa nacional, son más frecuentes las alusiones al premio Goldman como el ‘nobel ambiental’. Sin embargo, resulta simpático que la descuidada prensa colombiana no tema a la contradicción y cree a su antojo nobeles ambientales para engrandecer titulares.
En el 2009 el Periódico el Tiempo titulaba: ‘Nobel verde para Enrique Peñalosa’ y añadió ‘El premio para el Desarrollo Sostenible exaltó su trabajo en el tema de movilidad.’ Pero curiosamente tres años antes tituló: ‘Colombia repite ‘Nobel’ ambiental’. En el artículo disponible en el archivo digital se puede leer lo siguiente:
» El colombiano Rodrigo Vivas, que dirige la organización Cipasla, con sede en Popayán (Cauca), ganó el premio Sasakawa, que se entrega a personas que hacen contribuciones extraordinarias al medio ambiente en el mundo. El reconocimiento es otorgado por las Organización de Naciones Unidas (ONU) y su importancia radica en que es el equivalente a un premio Nobel en el área ambiental. El año pasado lo obtuvo Ómar Darío Cardona, otro colombiano oriundo de Manizales.»
Lo interesante es que varios medios no dudaron en afirmar que Peñalosa fue el primer latinoamericano en recibir el nobel ambiental, para honra de nuestro país.
Para la época en que Peñalosa obtuvo el Gotemburgo pudo haber sido muy bien valorado por el jurado el cambio propuesto para la movilidad en Bogotá. Ante el caótico y contaminante transporte se proponía un sistema como Transmilenio, que aunque prometedor con el tiempo mostró debilidades que no son propias de la discusión de este artículo. También influyó el impulso dado en su alcaldía al uso de la bicicleta. Caracol destaca además que el jurado consideró su liderazgo internacional como conferencista y asesor urbano.
En relación con el papel de conferencista internacional, en el portal independiente las 2orillas fue publicado un artículo que expuso los beneficios económicos que ha obtenido el alcalde Peñalosa por promover el uso de sistemas tipo Transmilenio o BRT (Bus Rapit Transit) como director del Institute for Transportation & Development Policy, organización patrocinada por el fabricante Volvo. En ese artículo se afirma: «en 2009 el Alcalde se había ganado el premio Gotemburgo al desarrollo sostenible. […] Gotemburgo es la sede principal de VOLVO, el cual hace parte del panel de jueces que otorga dicho premio.» Sin embargo, para la realización de este artículo no fue posible ratificar o desmentir esa sentencia.
Un antinobel para Peñalosa.
De lo que si hay evidencia es de los conflictos ambientales que ha generado la visión antropocéntrica y poco conciliadora del alcalde Peñalosa. Además, las obras que promovió en los Humedales de Bogotá durante su primera alcaldía provocaron graves daños en los ecosistemas antes que solucionar sus problemas. Mencionaré algunos hechos que bien le merecerían un anti-nobel:
1.En 1999 promovió un proyecto para rehabilitar el Humedal Córdoba que incluía plazoletas de concreto, ciclorrutas y andenes de varios metros de ancho en la ronda del humedal. Además, postes de iluminación y la adecuación de un gran embalse. Para ello era necesario la tala de miles árboles, la alteración de los bordes naturales del humedal y un uso masivo del ecosistema incompatible con su categoría de protección. Pese al intento de pasar por encima de la ley y de la comunidad, Peñalosa fue derrotado en los altos tribunales y su plan, que no solucionaba nada, fue desechado. Fruto de la acción popular que los vecinos ganaron hoy en día el humedal Córdoba es un ejemplo de recuperación y apropiación. ( Ver: De cómo el Humedal Córdoba le ganó la batalla a Peñalosa).
2. Lamentablemente el humedal Jaboque no corrió con la misma suerte. Su borde fue destruido, impidiendo la natural transición entre un ecosistema acuático y uno terrestre, función primordial de todo humedal. Mientras la ronda fue adoquinada, los verdaderos problemas del humedal como la contaminación no fueron atendidos. Muestra de ello es el reciente desastre ambiental en el que una extensa mancha de tinta contaminó el humedal y la fauna al existir conexiones erradas del alcantarillado que llevan desechos industriales a la red de aguas lluvias.
3. Intervención del Humedal Tibabuyes, donde se dragó el humedal, se retiraron lodos, se excavó y se construyó un embalse artificial con bordes en concreto para permitir deportes náuticos y el alquiler de barcas. Además de acabar con los bordes naturales, se promovió una concepción errada de un humedal como un lago recreativo.
En el gobierno de Peñalosa se intentó llenar el embalse con el agua de un acuífero, como no se tramitó la licencia ambiental la captación fue clausurada. Esto ocasionó un déficit hídrico, la solución fue llenarlo con agua potable traída en carrotanques del Acueducto a un costo altísimo para la ciudad. El lago fue desconectado del río, el humedal perdió su función de regulador hídrico y es muy vulnerable a las sequías. Ver Los humedales y Enrique Peñalosa. Caso Tibabuyes.
4. La negación de la afectación de los humedales por la construcción de la Avenida ALO. Mientras el plan de manejo del Humedal Capellanía denuncia que la autopista acabará con el 26% del área protegida, Peñalosa simplemente opta por decir que el terreno es un potrero sin valor ambiental.
5. Su posición politiquera, poco técnica y conflictiva en su deseo de urbanizar la Reserva Forestal Thomas van der Hammen. Pese a una cantidad importante de estudios serios que respaldan la necesidad de la reserva y su restauración, y al respaldo de la Academia Colombiana de Ciencias Exactas, Peñalosa ha optado con descalificar su valor ambiental. La reserva es esencial para proteger los humedales Torca, Guaymaral y la Conejera, y garantizar su reconexión con los cerros orientales, los cerros de Suba, la Sabana y el río Bogotá.
6. Su plan de desarrollo es poco claro en la meta de los humedales. El borrador del Proyecto habla de consolidar cinco ecosistemas: Córdoba, Vaca, Burro, Jaboque y Tibabuyes. Los tres primeros ya fueron recuperados en alcaldías anteriores y la reconformación del humedal Jaboque fue contratada por la administración pasada y se encuentra en ejecución. Así que, ¿cuál será realmente el aporte de esta Alcaldía? ¿Cómo evaluaremos la meta si ni siquiera se contempla un mínimo número de hectáreas a restaurar? ¿Qué debemos entender por consolidar un humedal? ¿Realmente se harán las obras complementarias faltantes? Se recuperará el degradado sector sur del humedal la Vaca y se recuperará el humedal el Burrito? ¿O solo sacará pecho por obras ya ejecutadas?.
7. Ver también: La ignorancia ambiental de Peñalosa.
Si Peñalosa realmente quiere ser visto como un defensor del medio ambiente tiene todos los medios, recursos y voluntades para hacerlo, ahora que es nuevamente Alcalde. Sin embargo los pocos pasos que ha dado no han sido en esa dirección.
Autor: Javier Leonardo Ramirez, twitter: @JaLeoRC
Es un desastre ambiental nuestro alcalde y cómo tal deberíamos tratarlo, se necesitan medidas de emergencia para disminuir sus efectos, gracias por informarnos, es un primer paso, seguimos nosotros en esta tarea ¿qué hacer?