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Por: Daniel Bernal

¿Qué relación puede existir entre el registro de un tigrillo lanudo atropellado en la Carrera séptima y la Reserva Thomas Van der Hammen?.

En Julio de 2014 los bogotanos recibimos una excelente noticia: El registro de un tigrillo lanudo en los cerros orientales (Bosques de Torca), especie amenazada a nivel global y registro importante para el país. Resultó que dentro de la mole de cemento todavía quedan parches verdes que permiten el tránsito de especies tan importantes como este tigrillo.

Casi dos años después, el lunes 19 de septiembre, fue registrado un ejemplar atropellado a la altura de la Carrera séptima con 247.

La pregunta es: ¿por qué este tigrillo estaba cruzando la Carrera séptima?.

En el siguiente mapa es posible observar la localización del suceso:

La estrella representa el lugar exacto del atropellamiento del ejemplar y las líneas blancas con parches de ladrillo a la derecha son las casas de los «Bosques de Torca» donde se había registrado hace 2 años.

Si miramos más lejos veremos la inmensa mancha verde de los Cerros Orientales (desde la calle 200 hasta el limite norte) acorralados por la ciudad hasta la Carrera séptima que se comporta como el límite de la urbanización en esta zona, pero en ese límite se escapa un pequeño parche al occidente, un espacio verde al que el tigrillo lanudo estaba intentando llegar.

Si recorremos toda la Carrera séptima al norte, veremos que ese es el único lugar que todavía conserva bosque y vegetación de los cerros orientales y donde lógicamente el tigrillo podría encontrar un nuevo lugar de hábitat o ampliar su corredor ecológico.

Además en esta zona es «más fácil» cruzar al occidente, pues tenemos arbolado y no muros en ambos bordes de la calle:

Infortunadamente el tigrillo al intentar cruzar fue atropellado. Lo curioso del caso, es que a sólo 1 kilómetro de distancia, se ubica la Reserva Thomas Van der Hammen.

La Reserva está diseñada para cumplir esa función que evitaría en alto grado estos accidentes, la conectividad ecológica que permite el paso de fauna por el lugar.

¿Imaginemos el potencial que tendría la Reserva Thomas Van der Hammen con un buen proceso de restauración y conectividad (ejemplo puentes para la vida: Via El Escobero en Envigado)?.

No suena tan loco que los bogotanos pudiéramos avistar y convivir con tigrillos, pero si la ciudad opta por su urbanización se perdería esta oportunidad.

Parece que la idea del naturalista y brillante científico Thomas Van der Hammen no es tan descabellada y que esos «potreros», como los llama el alcalde Peñalosa, son la oportunidad de conectividad para estas especies.

En la siguiente imagen la estrella amarilla es el lugar del atropellamiento, la zona en rojo es la Reserva Van der Hammen y la flecha sería la nueva ruta de conectividad ofrecida para el tigrillo con un buen proceso de restauración y renaturalización.

A este buen video, realizado por la Secretaría de Ambiente en el 2015, podríamos sumarle tigrillos: ¡¡¡Tigrillos en Bogotá!!!

Sobre este tema consulté al experto José F. González-Maya (Ph.D.), Director Científico de ProCAT Colombia/Internacional, quienes han estudiado el tema por años y quien amablemente nos facilitó sus fotografías y sus conceptos del tema:

«El Tigrillo Lanudo, Leopardus tigrinus, considerado como especie amenazada a nivel global, y potencialmente una especie única y endémica para el país, lastimosamente sufre enormes presiones de las actividades humanas, la mayoría derivadas de la expansión urbana, su consecuente pérdida de hábitat, y presiones derivadas del uso del espacio, mal manejo de especies domésticas e incluso la cacería que aún existe en la región.

Este evento de atropellamiento no sólo incrementa el número de amenazas directas sobre la especie, pero además evidencia claramente la necesidad de espacio para mantener sus poblaciones a largo plazo. Así mismo, la ubicación del nefasto evento evidenció que aún existen rutas de movimiento naturales entre los cerros y la zona de humedales y sabana del Norte de la ciudad. El individuo en esta ocasión se encontraba en su tránsito natural hacia una zona cercana a la Reserva Thomas Van der Hammen, que se convierte en una de las pocas posibilidades de zonas de paso y conexión natural entre los ecosistemas de montaña de los cerros y las zonas inundables de la franja de inundación y ecosistemas fluvio-lacustres el río Bogotá. Este complejo de ecosistemas, naturalmente conectado y funcional, ha sido fragmentado y aislado por las actividades e infraestructura de la ciudad, y a pesar de los graves daños ya causados sobre su dinámica, aún persisten las intenciones por seguir degradando su estado de conservación y la dinámica natural de nuestra estructura ecológica principal.

La ciudad, a pesar de sus necesidades de crecimiento, y evidente expansión desmesurada y desordenada, depende críticamente de su estructura ecológica principal; la calidad de vida de los bogotanos depende fundamentalmente de la existencia de ecosistemas saludables que mantengan la provisión de bienes y servicios ecosistémicos fundamentales para la calidad de vida en la ciudad. El Tigrillo, como representante fundamental de los ecosistemas Andinos típicos de la Sabana y los Cerros, es una de las piezas claves de estos ecosistemas, y por ende su presencia asegura un incalculable número de funciones para el adecuado funcionamiento y capacidad de resiliencia de los ecosistemas en los que habita. Los pocos esfuerzos gubernamentales por asegurar la presencia y mantenimiento de esta especie en la región y el país resaltan la necesidad urgente de tomar acciones desde la ciudadanía para evitar la extinción, ya en etapas alarmantes, de una especie tan importante y representativa de nuestros ecosistemas. Este atropellamiento indica el estado de fragilidad de la especie y además la escasez de hábitats adecuados y la interrupción de sus rutas y hábitats naturales, lo que sin duda alguna atenta contra la permanencia a largo plazo de sus poblaciones en la ciudad.»

Felicito a ProCAT Colombia y su proyecto Bogotá BioDiversa: «Rescatando nuestro lado silvestre, empoderando nuestra naturaleza», excelente iniciativa para ver la ciudad desde otra perspectiva, la biodiversa.

 

Finalmente este registro infortunado es la oportunidad que tenemos los bogotanos para exigir que la Reserva Thomas Van der Hammen sea un verdadero espacio de recreación, investigación, relax, pulmón verde y oportunidad de conectividad ecológica en nuestra ciudad.

Y termino repitiendo la reflexión:

Si sumamos al área de la reserva lo que ella conecta, la zona ambiental conectada serían 1.800 hectáreas aproximadamente.

¿Te imaginas tener en Bogotá una zona de protección ambiental del tamaño de 16 parques Simón Bolívar juntos … y con tigrillos incluidos?

Autor: Daniel Bernal, daniel@humedalesbogota.com, twitter: @danielbernalb

 

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