Un repaso de mis visitas al humedal Capellanía y como se ha venido transformando este ecosistema con pequeños aportes comunitarios.
Por: Olga Patricia González
Cuando llegué a conocer los humedales, como ecosistemas naturales que presentan beneficios y funcionalidades a las personas, no comprendía la grandeza de estos espacios ni su verdadero significado en nuestra existencia. Al principio, los consideré como la mayoría de bogotanos, unos botaderos de escombros y residuos, donde proliferan los mosquitos y era mejor darle otro uso.
Sin embargo, llegó el momento de conocerlos, admirarlos, disfrutarlos y ahora luchar por su cuidado, protección y preservación. Esto ha sido un proceso de cinco años, o un poco más, donde compartiré experiencias, enseñanzas y grandes momentos para recordar y guardar en la memoria.
Desde que llegué, siempre he encontrado grandes personas protectoras y guardianes de estos ecosistemas quienes me han acompañando al conocimiento e interpretación de estos recintos. Es el caso del Humedal de Capellanía – también conocido como Cofradía – ubicada en la localidad de Fontibón y rodeada de barrios muy diversos pero que han dado una mirada más atenta a lo que sucede en este espacio natural.
El camino se ha tornado con sus tropiezos, sin embargo, a mostrado sus colores y encantos. El tiempo ha sido apremiante, pero cada segundo en este ecosistema ha sido muy productivo. No es posible parpadear para no perderse las maravillas, no es posible contener la respiración pues los diferentes aromas, aunque no sean agradables, te van indicando el camino, no es posible hablar puesto que perturba los cantos de las aves o el paso de algún mamífero (raro) que huye de nuestros pasos.
Y en un espacio de tan solo 27 hectáreas, donde en la mayoría recorro la zona sur (dividida por la avenida esperanza, calle 24 o Avenida Luis Carlos Galán), tengo mis primeros «lifes» empezando en el mundo de aves.
Luego, cuando ellas dejan de estar por las altas temperaturas o un cambio en la vegetación que se presentan en el ecosistema, puedo apreciar anfibios e insectos, tomarme el tiempo para capturarlos en mi cámara y poderlos compartir.
Aunque no he tenido la oportunidad de ver murciélagos, si he visto ratones de campo y ratones comunes en las garras de su depredador, lo que me indica que la presencia de mamíferos es buena y muy importante en el registro para saber cómo son los ciclos del humedal.
Aves en el Humedal Capellanía
Ahora, comparto un poco del cariño que he fortalecido por los humedales, para que otras personas se maravillen, quieran indagar un poco y luego lo amen para finalmente compartir su experiencia. Yo llevo poco tiempo comparado con todas los aprendizajes recibidos, pero siento que siempre pertenecí acá y mi espíritu nació y ahora crece de manera alarmante pero importante para poder apoyar procesos antiguos y empezar proyectos nuevos.
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¡Buenos días!
Mi nombre es Alfonso López Córdoba y vivo cerca al Humedal Capellanía;son fotografías muy bonitas,felicitaciones.
Desde hace un par de años (aprox) viven en el Humedal varios perros,me parece que no es correcto ya que al ser un animal intrducido puede desequilibrar los ciclos naturales y además, son un peligro para la gente que visite el Humedal; no tengo fotografías para respaldar lo que digo pero en las madrugadas se escuchan ladrar.Gracias por su atención.
Atte: Alfonso
Claro, ha sido un problema constante. Las autoridades, como la Secretaría de Ambiente, tienen unos interpretes que toman todos estos reportes. Si ha sido un inconveniente grave, pero debemos tratarlo de la mejor manera pues ellos también son seres vivos. Gracias por tu preocupación y que seas vecino.
Esta joya y regalo de la naturaleza como es el Humedal Capellanía, no lo podemos dejar perder y hay que conservarlo a capa y espada. Formemos un frente común todos los amantes de la naturaleza, para que por favor no se atropellen y se pierdan estos pequeños paraísos que aun nos quedan.