Por Javier L Ramírez C.
El Club Choquenzá, ubicado en la localidad bogotana de Suba entre el Humedal Córdoba y el Barrio Niza, además de prestar servicios deportivos y sociales a los socios empleados del Banco de la República, presta también un importante servicio ecológico y paisajístico a la ciudad. El escenario a pesar de estar consagrado a las actividades deportivas y recreativas es también un refugio que favorece la observación de aves. No en vano es vecino del sector tres del Humedal Córdoba. En visita al lugar fue posible ver ejemplares de pato zambullidor (Podilymbus podiceps), garza real (Ardea alba), tingua de pico rojo (Gallinula galatea), alcaraván llanero (Vanellus chilensis ), titiribí pechirojo o cardenal (Pyrocephalus rubinus), chamón (Molothrus bonariensis) y los infaltables copetones (Zonotrichia capensis) y mirlas (Turdus fuscater).
Aves del Choquenzá: Garza real, tingua de pico rojo, hembra de cardenalito y pato zambullidor
El ecosistema ofrece aún un notable atractivo para la fauna, a pesar de la permanente intervención humana, que incluye la siembra de peses como la carpa dorada, el tratamiento de aguas y actividades de alto impacto como pesca deportiva o el alquiler de botes.
En la página del Centro Deportivo es posible encontrar una reseña que confirma que el avistamiento de aves no es un hecho fortuito. Al respecto afirma:
“Es fácil encontrarse con un sinnúmero de aves nativas y migratorias, como la tingua, la garza blanca o pequeños patos canadienses, que han convertido el lago en su hábitat y punto de alimentación.”
Dado que otros escenarios similares, como el lago e isla del parque Simón Bolívar, ofrecen condiciones favorables para la observación de aves, sorprende en este caso la cercanía de los avistamientos y la despreocupación de las aves por la presencia humana, lo que posibilita un contacto cercano con las especies difícil de lograr, aún en los humedales mismos.
La siguiente es una imagen tomada de una garza estriada (Butorides striatus) en el borde del lago del Choquenzá, fue capturada con una cámara digital con zoom óptico de apenas 4x, el cual no fue necesario usar debido a que la imagen se tomó a menos de dos metros de distancia.
Butorides striatus
La garza permaneció en el mismo lugar por una largo tiempo o realizaba vuelos cortos, a pesar de ser fotografiada por un grupo grande de personas y del paso permanente de peatones y ciclistas que transitan por una cicloruta cercana al lago. Los avistamientos de esta ave en los humedales de Córdoba, Salitre y Tibabuyes han sido más bien cortos y distantes.
Varios ejemplares de Vanellus chilensis admitieron también un acercamiento importante.
Vanellus chilensis
A pesar que el ideal sería la restitución de este ecosistema al humedal Córdoba y revertir los daños causados por la intervención humana, el caso del Choquenzá muestra la importancia de mantener la conectividad de la estructura ecológica ambiental de la ciudad, no solo con reservas naturales con actividades restringidas como los Parques de Humedal, sino también con zonas de transición intermedia, más flexibles a las actividades humanas, pero igualmente respetuosas del paisaje. De esto, el barrio Niza es todo un ejemplo a seguir, pues mantiene un parque lineal con exuberante vegetación en el entorno del humedal Córdoba, cuenta con parques y clubes como el Choquenzá que se convierten en extensiones del ecosistema de humedal, se han mantenido los antejardines de las casas, que desarrollados bajo el modelo de Ciudad Jardín de Howard, mantiene una de las densidades más bajas en la ciudad con apenas 11 viviendas por hectárea. [1]
Lago Club Choquenzá
El panorama contrasta con la situación del Club los Lagartos, que un poco más al occidente, hizo parte alguna vez del gran humedal continuo que incluyó los hoy aislados humedales de Tibabuyes y Córdoba. Allí, la comunidad y Humedales de Bogotá han alertado por el tratamiento que se la ha dado al ecosistema que sobrevive al interior del Club, donde las intervenciones de adecuación para actividades deportivas han comprometido la vegetación y los cuerpos de agua. Se ratifica que, si bien son espacios privados con actividades sociales y recreativas, los clubes y parques en el entorno de ecosistemas estratégicos deben tener un trato preferencial a nivel normativo para conservar su valor ambiental y paisajístico, más cuando en el pasado fueron parte de esos ecosistemas, hoy fragmentados e intervenidos radicalmente.
[1] Fundación Senderos y Memoria. Barrio Niza Bogotá, sector de Interés Cultural.
Cardenal (Pyrocephalus rubinus), chamón (Molothrus bonariensis)