Los humedales, considerados como las reservas ambientales más importantes de la sabana de Bogotá, no han sido conservados de una forma correcta y han sido afectados de múltiples formas, como ocurrió con la construcción de la autopista norte en 1952, lo cual partió en dos el humedal Torca-Guaymaral, con todas las consecuencias nefastas para este ecosistema, y con el agravante de que más de mil metros cuadrados de la parte noroccidental del cementerio Jardines de Paz, ubicado en esta autopista, hacen parte del límite legal del humedal de Torca[1].
La ronda del canal Torca, integra las zonas de reserva de la ciudad con las zonas de desarrollo urbano. Esto implica, dentro de la estructura de espacio público, la integración del medio natural con el medio construido. La ronda es conector natural de los cerros del borde oriental (sistema orográfico de la ciudad) con el borde occidental, (sistema hídrico), constituido por el río Bogotá, (componente principal del sistema hídrico)[2].
Sin embargo, aun cuando es bien conocida esta conectividad, la Secretaria Distrital de Ambiente, SDA, concedió un permiso de vertimientos, donde esta misma establece su cumpliendo. Pero lo curioso es que al cementerio Jardines de Paz le fue impuesta una multa equivalente a US$ 136.430 por reincidir en las actividades de entierro y exhumación de cadáveres en los límites del humedal Torca. La ubicación de tumbas en esta zona no sólo cambia las características del suelo (modifica su estructura, permeabilidad, porosidad y composición biológica y química) sino también las condiciones del agua –escorrentía, infiltración y evaporación [3].
Aunque el camposanto cuenta con una planta de tratamiento de agua residual, las aguas que salen de esta PTAR no presentan buenas características organolépticas (color, olor, turbidez), como debiera esperarse, lo cual afecta al canal Torca y por consiguiente al humedal. Si bien la SDA vigila el cumplimiento de la normativa de vertimientos por parte del cementerio, el efluente de la planta, sumado a los otros generados por los habitantes e industrias que conforman la Unidad de Planeamiento Zonal -UPZ Guaymaral, contribuye a que se encuentre deteriorado no sólo el canal Torca, sino también la ronda de protección hidráulica del río Bogotá, la cual sirve como amortiguador de las crecidas del río, restringiendo así la posibilidad de interconexión biológica y diseminación de especies de interés faunístico y florístico.
Sin ir más lejos, se puede pensar en cómo ésta y otras problemáticas relacionadas con este territorio, como lo es la afectación del uso agrológico de lo suelos cuando han sido modificados en sus características geomorfológicas por los reiterados servicios de exhumación e inhumación en los cementerios, tienen sus raíces en la falta de apropiación por parte de los propietarios de los terrenos privados en que se encuentran estos cuerpos de agua. Por tanto, es inaplazable empezar a fomentar cambios en la cultura ecológica, y del cuidado y aprovechamiento de los recursos naturales, así como informar a la sociedad sobre las consecuencias del devastamiento de nuestros ecosistemas.
[1] Secretaria de ambiente (2009, 19 de marzo). Jardines de Paz deberá pagar más de 260 millones de pesos por ubicar tumbas en ronda del Humedal de Torca [en línea]
[2] El estudio del desarrollo sostenible de los recursos hídricos subterráneos en la Sabana de Bogotá en la República de Colombia. Agencia de Cooperación Internacional del Japón –JICA- y Empresa de Acueducto y Alcantarillado de Bogotá –EAAB-. Febrero, 2003.
[3] Secretaria de ambiente (2009, 19 de marzo). Jardines de Paz deberá pagar más de 260 millones de pesos por ubicar tumbas en ronda del Humedal de Torca [en línea]