Por: Daniel Bernal.
En nuestra pasada visita al humedal La Conejera, como parte de la Gran Minga Bacatá, la bonita sorpresa que nos llevamos fueron los niños que asistieron y participaron activamente en toda la actividad, viéndolos jugar y aprender.
Los humedales son espacios que permiten el desarrollo de nuestra conciencia a través de las profundas experiencias que vivimos en ellos. Son sitios muy propicios para que nuestra infancia conozca el valor ambiental, cultural y social que tienen y se lleven un mensaje positivo para aplicar en sus vidas.
Ver a un niño jugando entre los arboles, corretiando las aves, remedando sus cantos y luego verlos hablar del valor de estos ecosistemas es algo mágico.
Los niños participaron en toda la actividad comenzando por el recorrido, los alimentos y luego el dialogo final. Estuvieron muy activos en la preparación de los alimentos, ayudando a seleccionarlos, soplando la olla y comiendo.
La clave esta en la familia, los padres llevando a sus hijos al humedal y los niños entendiendo la importancia de estos ecosistemas. Ver toda una familia alrededor del tema de los humedales: los niños, sus padres y abuelos fue algo muy significativo, un mensaje de esperanza para nuestra infancia exageradamente inmersa en la virtualidad. Ya no se puede sacar un niño a un parque o algo verde por miles de disculpas: inseguridad, excrementos de perro, miedo, el clima, etc. Los niños crecen pensando que el mundo esta en la virtualidad, creyendo que la leche sale de la nevera y el agua de la llave y ¿así pretendemos que el mundo tenga una humanidad con un futuro viable?.
Estas experiencias nos ayudan a entender la importancia de la conservación, protección y compromiso por nuestros humedales, para que futuras generaciones puedan disfrutarlos y aprender de ellos. ¡Esta oportunidad esta en nuestras manos!.
Autor: Daniel Bernal, daniel@humedalesbogota.com, twitter: @danielbernalb