Por: Jasbleady Castañeda.
Hace unas semanas nos hicieron el reporte de varias crías de pato que se encontraban en manos de personas que trabajaban en una construcción cercana a la Biblioteca el Tintal. Al parecer escucharon ruidos entre la vegetación, y al acercarse, un par de patos adultos salieron volando sintiéndose amenazados con su presencia. Para su sorpresa muchos paticos diminutos y con pocas horas de haber salido del huevo quedaron en el nido, así que decidieron tomar todas las crías, justificando que seguramente sus padres no volverían, que en la zona había presencia de ratas que los podrían atacar, y que además la construcción urbanística no iba a parar.
Así que alguien cercano les sugirió entregarlos, pues los hizo caer en cuenta que no fue correcto haber tomado las crías de su nido y que evidentemente los padres volverían a su cuidado. Nos enviaron la fotografía que se encuentra a continuación.
Fotografía aportada por quien reporta
Al ver la fotografía nos percatamos que no se trataba de patos domésticos sino silvestres, y corroboramos con algunos amigos ornitólogos su especie, eran patos pisingos (Dendrosygna autimnalis), una especie neotropical, que tiene distribución desde algunas zonas de México y Estados Unidos hasta Argentina y en ciertas épocas del año es posible avistarlo en los humedales de la ciudad de Bogotá.
Creo que en el tiempo que llevo rescatando fauna silvestre no había sentido tanta angustia de pensar que era casi imposible lograr que sobrevivieran sin sus padres, así que acordamos la entrega y traslado, con asesoría y apoyo de entidades, pues era necesario pedir ayuda para que al día siguiente estuvieran al cuidado de expertos en aves neonatas.
Me dispuse a recogerlos y mi sorpresa fue frustrante cuando en una diminuta cajita solo recibí dos de ellos, con esfuerzo nuestra persona de contacto logró que los entregaran, a los demás los habían repartido entre distintas personas de la construcción, ahora el paradero de los demás era totalmente incierto, había que intentar que sobrevivieran los dos pequeños, así que con apoyo de algunos ornitólogos expertos en crianza de aves silvestres los atendí toda la noche, y los mantuve tan cerca como fue posible para brindarles el calor necesario. Tristemente desde que los recibí uno de ellos se veía demasiado débil y efectivamente no logró sobrevivir.
El otro pequeño se mantuvo hasta el día siguiente y fue trasladado a la Unidad de Rescate y Rehabilitación de Animales Silvestres de la Universidad Nacional (URRAS), donde intentarían brindarle lo necesario, aunque con tan sólo 4 cm de altura y sin sus padres son pocas las posibilidades.
He visto tantos casos donde se arriesga la vida de la fauna silvestre por ignorancia y negligencia que me resisto a creer que nos falte tanto sentido común para convivir con la naturaleza al punto de no entenderla.
Seguramente al día de hoy tendremos 8 patos silvestres menos en nuestros ecosistemas Bogotanos, y de nosotros depende que las personas conozcan su valor, su importancia, y logremos recuperar la fauna que nos acompaña en medio del cemento.
Autor: Jasbleady Castañeda.
Coordinadora SOS Tingua /Fundación Humedales Bogotá
jasbleady@gmail.com.
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