Reconociendo el Humedal Torca – Guaymaral y su remanente en el Separador

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Por: Lorena Téllez Farfán

Al saber que el humedal Torca- Guaymaral era de los humedales más grandes del Distrito, uno se imagina que aunque haya sido dividido por la autopista en el año 1952, mantenga su majestuosidad y los servicios ambientales que presta cualquier humedal. Lastimosamente este no es el caso, pues este importante ecosistema del norte de Bogotá ha estado abandonado y olvidado por sus dueños: nosotros.

El pasado 2 de octubre del presente año se realizó un recorrido por el humedal Torca- Guaymaral y el ignorado separador que, aunque parezca increíble, a simple vista muestra tener mayor biodiversidad que los remanentes que colindan la autopista.

En el humedal de Torca encontramos dos espejos de agua de tamaño poco significativo, uno de ellos alimentado por una quebrada que viene desde el oriente, el otro, fue separado por una carretera y ya no presenta vegetación propia del humedal. A pesar de que a este humedal los vecinos se le han robado terrenos bajo el contexto de ser privados, quedando ahora con 30.3ha según la Secretaría Distrital de Ambiente, se sigue aumentando el área para pastoreo, pues ese día ya tenían abiertos los huecos y listos los postes para correr la cerca del ganado hacia adentro del humedal. Actualmente, la cerca se ha corrido más de 20m a partir de los mojones -cuya función es delimitar el humedal- hacia el área que le pertenece, para mantener ganado. Tres días después, los postes ya estaban puestos.

 

En su página, la Alcaldía de Bogotá presenta un documento en donde propone planes de recuperación para los humedales, menciona la recuperación hidráulica y paisajística del humedal Torca- Guaymaral. También, se supone que la Empresa de Acueducto y alcantarillado de Bogotá debió haber delimitado la zona correspondiente al humedal para protegerlo, la cerca que vimos no parece ser ni del Acueducto ni de alguna entidad del Distrito, pues la cerca debería correrse a la altura de los mojones, delimitando el área que realmente le corresponde.

De las cosas interesantes que encontramos, y que nos da esperanza para creer que este importante ecosistema todavía está en la capacidad para mantener vida, fueron varias especies de aves dentro de las cuales están caicas (Gallinago nobilis), especie de ave amenazada por la caza indiscriminada y por la transformación y destrucción de su hábitat, cuya distribución se limita a la parte norte de Suramérica, sirirí (Tyrannus melancholicus), y espíritu santo (Elanus leucurus); también vimos un curí (Cavia anolaimae), que estaba muerto sin rastro de lesiones. Entrando por la parte sur, colindando con el cementerio Jardines de Paz, vimos una piedra muy particular de forma rectángular y dos huecos, uno en la parte superior y otro en la inferior. Esta piedra se asemeja a un monolito, piedras utilizadas por nuestros antepasados los Muiscas para observar los astros y determinar el tiempo para las siembras y sus actividades diarias, constituyen objetos de valor histórico y cultural[1].

 

En el separador, el principal actor cuando llueve sobre la autopista, encontramos monjitas (Chrysomus icterocephalus bogotensis) y esquivos mamíferos que probablemente eran curíes (C. anolaimae), por muestreos realizados en la zona por parte del Semillero de Ecología y Conservación Ambiental de la U.D.C.A., se sabe que también se pueden encontrar comadrejas (Mustela frenata), faras (Didelphis pernigra), ratas (Rattus rattus) y serpientes sabaneras (Atractus crassicaudatus). Este separador recibe contaminación atmosférica por ruido debido al paso de los carros, lo que probablemente genere estrés sobre la fauna, pero su diversidad se presenta gracias a que mantiene agua y vegetación a lo largo del año. También, se encontraron varios cadáveres de curíes víctimas de vehículos que transitan la autopista. Esperemos que este sector no sea objetivo de proyectos destructivos y reciba la protección del Distrito dentro del Plan de Manejo Ambiental, ya que presenta buena biodiversidad y hace parte del Humedal Torca- Guaymaral.

 

El humedal de Guaymaral presenta buen cuerpo de agua, esto debido a que fue lo único que dejaron los propietarios del terreno cuando lo rellenaron hace poco para generar zonas de pastoreo. Los rellenos se tomaron la zona de amortiguación y subieron el terreno más de 3m.

El cuerpo de agua está cubierto casi en su totalidad por buchón (Eichhornia crassipes), el cual, aunque no está permitiendo el paso de la luz hacia el fondo del humedal, está realizando procesos de limpieza, dado que las aguas que le llegan al ecosistema provienen del canal de Torca, contaminado por desechos de tipo doméstico y tal vez de cadaverina y putresina provenientes de los cementerios vecinos, entre otros de origen desconocido.  Pudimos ver tinguas de pico rojo (Gallinula chloropus) y curíes. El reconocimiento de este humedal se vio truncado por un letrero que decía “PROHIBIDO EL PASO A PARTICULARES, Perros bravos”… ¿acaso esa agua y esa biodiversidad no es de todos? ¿por qué prohíben el paso? Si sí, ¿por qué no ayudamos en su cuidado así sea no botando basura a los canales?

 

Lorena Téllez, lorena@humedalesbogota.com,Twitter: @lotefa


[1] Díaz Cruz, N. A. Las “abuelas de piedra” de los muiscas [En línea]. URL disponible en: http://www.banrepcultural.org/blaavirtual/memorias-del-agua/abuelas-de-piedra. [Consultada el 17 de octubre de 2011].

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3 comentarios

  1. Muy bien Lorena. Me gustó el artículo. Creo que ayer visitaban este humedal. Lástima que no pude ir con ustedes. Saludos.

  2. Gracias Lore, que buen articulo, ya entiendo el significado de los monolitos. Habrá que verificar porque están corriendo las cercas…

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