Por: Lulu Moreno
Twitter: @Luloncita
El deterioro ambiental en el que se encuentran los humedales de Bogotá, es producto de la actividad antrópica, puesto que a través del tiempo, el hombre motivado por las diversas necesidades ha construido sus asentamientos en los humedales, sin considerar los beneficios que estos nos brindan, afectándolos directa e indirectamente.
“El impacto de las actividades humanas en estos ambientes ha sido diverso, y en algunas casos, los daños provocados son irreversibles debido a los procesos de urbanización y crecimiento no planeado, la alteración física del sistema hidrológico, la deforestación de áreas para uso agrícola y ganadero, la introducción de materiales tóxicos, y la introducción de especies exóticas”[1].
Los asentamientos humanos en todas las partes del mundo siempre están asociados al agua [2]; puesto que la mayoría de los pueblos se originaron alrededor de ríos, arroyos, ciénagas o sencillamente manantiales; lo que refleja la importancia de nuestro líquido vital; ya que, introducir agua a nuestro organismo es básico para nuestra subsistencia. De forma que el crecimiento urbano en zonas vulnerables se combina con la creciente urbanización de la pobreza provocando nuevas vulnerabilidades. Las poblaciones más carentes de recursos tienden a asentarse en zonas más propensas a amenazas naturales de origen hidrometeorológico, como inundaciones, deslaves y deslizamientos. Los mecanismos existentes de control del uso de la tierra no han logrado frenar estos asentamientos precarios, muchos de los cuales, consisten en construcciones que no son resistentes a las amenazas naturales [3].
A pesar de los esfuerzos que las administraciones y los líderes comunitarios de los humedales han realizado para sensibilizar a la comunidad con respecto a la necesidad de proteger estos hermosos ecosistemas, aun sigue siendo una gran problemática que no ha sido fácil de suplir, puesto que la venta y apropiación de estos lotes, formales e informales han sido la gran causa de este deterioro ambiental.
Es por esto que sin importar la alta productividad natural de estos ecosistemas y sus innumerables beneficios, los humedales hoy en día, siguen siendo el refugio de muchas familias, las cuales vierten sus aguas residuales a nuestros humedales, trayendo como consecuencia, que estas aguas residuales sean vertidas directamente al suelo natural, ocasionando una serie de problemas al medio natural.
Estas descargas de aguas residuales contienen contaminantes como detergentes, materia orgánica y aguas pluviales que perjudican nuestros humedales, ya que además de afectar la vida acuática, y de incrementar la proliferación de vectores, algunas de estas sustancias tóxicas albergan poblaciones biológicas tales como bacterias patógenas que a través de la cadena alimenticia, pueden ser muy peligrosas para el ser humano provocando problemas de salud. Es por esto, que se insiste en no vertir ningún tipo de líquido contaminante a nuestros cuerpos de agua.
Por lo anterior, la insistencia en que todos los capitalinos conozcamos, respetemos y nos apropiemos de nuestros ecosistemas de humedal, ya que una sola razón para conservar y preservar nuestros humedales, vale más que mil razones por las que no se pueda hacer algo para recuperarlos.
Atento saludo,
Gracias a Humedales Bogota, por seguir divulgando e informando a la comunidad local acerca de esta problemática que va en el detrimento de los ecosistemas naturales (Nuestros Humedales).
Quisiera agregar algo que he observado. La constructora que se muestra en la foto del encabezado, la cual se me olvido el nombre. Ella le pagaba a los «zorreros», para que depositaran los escombros de la constructora en el Humedal Jaboque, contribuyendo a reducir el espacio del humedal.
Apoyo el comentario de Oswaldo Cortes, Las constructoras están secando el humedal y ninguna autoridad ambiental hace algo, por favor ustedes ayúdenos a divulgar la barbarie que están cometiendo con el humedal Jaboque; La constructoras han hecho lo que han querido en este ecosistema….me encuentro indignada por favor ayúdenos.