Reserva Forestal en Construcción
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Por: Ligia Herrán.

Mi ancestro bogotano me vincula a este territorio y hace mas de un cuarto de siglo habito una zona aledaña a uno de estos valiosos espacios que conforman la estructura hídrica de esta, que fuera la antigua laguna de Bacatá: los Humedales.

Cómo bien lo definen muchos especialistas, son los “riñones” citadinos que se resisten a desaparecer entre el polvo y ruido de la acelerada urbanización de los últimos 50 años.
Transcurrido este espacio de tiempo he “despertado” a la triste realidad: experiencias de mi niñez, como pasear en barca por el canal del Lago, hoy “Centro Comercial de Tecnología”, jamás podran ser revividas por mis hijos …

Este despertar me ha conducido a encontrarme con una comunidad de personas, como los integrantes de Humedales Bogotá, preocupadas y activas en la defensa de estos y otros ecosistemas aún supervivientes y que claman por recuperación y protección.

En la actualidad se desarrolla un proceso administrativo orientado a la formulación del Plan de Manejo Ambiental (PMA) de la Reserva Forestal del Norte de Bogotá Thomas van der Hammen (RFBN), zona que genéricamente la podemos ubicar en una área comprendida entre los Humedales Torca-Guaymaral y la Conejera; por lo tanto, es clara su importancia para la subsistencia y conectividad de estos elementos de nuestro entorno natural, amenazado no solo por la acción directa de los humanos que habitamos en su vecindad, sino también por el cambio climático que modifica los ciclos históricos del agua y afecta la biodiversidad que aún existe en estas áreas verdes capitalinas.

Con ocasión del proceso de concertación del Plan de Ordenamiento Territorial – POT para Bogotá en 1999, el entonces Ministerio de Medio Ambiente y Vivienda – MAV entró a mediar mediante la expedición de la Resolución 1153 de diciembre de ese año, disponiendo la conformación de un panel de expertos el cual se pronunció sobre el Borde norte y noroccidental, aconsejando un modelo de ordenamiento que incluía una franja de  restauración y protección, por su capacidad de conectar “los relictos de bosque entre si,y los flujos de vida entre los Cerros Orientales y el rio Bogotá”, sugiriendo la figura de una Reserva Forestal Protectora, la cual fué acogida por el MAV mediante Resolución 475/2000, Este acto administrativo fué apelado por la CAR y el Distrito, el cual fué modificado por la Resolución 621 de mayo del mismo año.

Han transcurrido 11 años durante los cuales, propietarios poco interesados en permitir que se hiciera efectiva la declaratoria de la Reserva. por considerarla lesiva a sus intereses económicos particulares, interpusieron múltiples recursos estimulando el enfrentamiento institucional entre Distrito, CAR, MAV y la de por si compleja trama burocrática, que incluyó una sentencia del Concejo de Estado en 2006. Finalmente, en julio de 2011, el Consejo Directivo de la CAR emitió el Acuerdo No. 011 Declarando la Reserva Forestal y fijó 1 año de plazo para formular el respectivo PMA.

Pese a todas las maniobras dilatorias, no todo ha sido negativo, pues se ha permitido allegar un valiosa inventario de 9 estudios sobre la Reserva, realizados con participación de entidades especializadas como el Instituto Humbolt, el IGAC, UNAD, el instituto de Estudios Urbanos de la Universidad Nacional, Secretaría Distrital de Ambiente, Academia de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales, etc., los cuales han aportado enorme cantidad de datos bióticos, abióticos, biodiversidad, cobertura vegetal, acuíferos y capacidad de reserva hídrica del subsuelo, potencialidad forestal e importancia de la recuperación de vallados para el mejoramiento de la calidad de vida en la zona. Este acervo de información es posible consultarlo en la web de la CAR, para darse una idea del importante capital regional que representa.

En la actualidad la CAR lidera un proceso de construcción colectiva con la comunidad buscando mecanismos de acuerdo entre los diferentes actores presentes en el zona, especialmente propietarios de predios, instituciones educativas y recreativas, agricultores, floricultores y habitantes, con miras a concertar el diagnóstico de la situación actual, sobre el cual se definan las estrategias a seguir y los proyectos a implementar para cumplir el objetivo primordial de la Reserva cual es “el mantenimiento y, o recuperación de la cobertura vegetal protectora” garantizando su carácter conectante entre ecosistemas de Cerros Orientales y valle aluvial del rio Bogotá.

Como es de esperarse, subsisten numerosos enfrentamientos y exigencias hacia las instituciones, especialmente por las expectativas de obtener beneficios por la venta de los predios al distrito, de quienes esperan altas retribuciones económicas, llegando al punto de presentarse como representantes de fundaciones ambientalistas y formulando asertos como: “el ambiente no es la primera prioridad de la comunidad” o, “no sirve recuperar las quebradas de Usaquen…”.

En esta tortuosa senda está previsto que el próximo 12 de Octubre se desarrolle un taller amplio con masiva participación de la comunidad y sectores interesados, el cual permitirá validar el diagnóstico que dé via libre a la formulación del PMA, herramienta indispensable para que la Reserva no sea una mera figura normativa sino una hoja de ruta para que la Bogotá-Región que todos necesitamos, logre conservar su riqueza ambiental aún vigente y restablecer hasta donde sea posible, los servicios ecosistémicos del Borde Norte, con miras a prevenir situaciones del riesgo como las experimentadas en las temporadas de lluvias de los últimos años, mitigando los efectos del Cambio Climático y mejorando la capacidad de adaptación de esta gran urbe.

 

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