Por: Sebastián Rincón
Twitter: @SebastinRincnM
¿Qué relación existe entre los ecosistemas bogotanos basados en humedales con los páramos del parque nacional natural Chingaza?
Bien para algunos será obvia la respuesta pero para otros no tanto, aún más, se debe tener una relación más allá de los espacios físicos, y alejar todas esas concepciones lógicas del presente. Se puede decir que el acueducto de Bogotá ha realizado un “magnífico” trabajo para tomar la cuenca de la Orinoquía y trasladarla hasta Bogotá y todos nosotros, sus habitantes; no quiero referirme más a este tema, lo que sí puedo decir es que este esfuerzo por proveer agua a la capital ha dado sus frutos en preservar un ecosistema que constituye las bases para muchos de los ambientes que estamos acostumbrados a observar o conocer, que gracias a la acción antrópica están condenados a desaparecer.
Arriba, en Chingaza, la relación es armoniosa, desde el agua de las nubes, siempre presentes como un rocío que refresca las montañas, así como deberíamos refrescar nuestra conciencia diariamente, hasta los impresionantes bosques de niebla donde sobreviven algunas especies remanentes de un pasado mucho más agraciado y contemplativo, especies como el distinguido oso de anteojos Tremarctos ornatus, o el periquito de páramo Pyrrhura calliptera, quien diría que estos pequeños amigos de colores hermosos y sonidos tan reconocibles estarían cerca a Bogotá e incluso dentro de un páramo, bien ellos en peligro de extinción nos recuerdan cada día que debemos ser objetivos y actuar, sin nunca sucumbir ante la conformidad, sobretodo la conformidad de este mundo que nos plantea una postura siempre consumista.

Ahora bien ¿Qué tienen que ver este preámbulo con los humedales?, mucho digo yo y mucho puedo sustentar, comenzaré por lo que más se puede resaltar, y es el aspecto de la conservación bien sea de hábitat o aspectos de fauna y flora, incluso algunos factores considerados abióticos como las piedras, siento que debemos caer en cuenta de ellos; la tingua bogotana especie considerablemente amenazada, abarca varios espacios en los ecosistemas del parque varios tipos de humedales se pueden contemplar, el río de la playa tuvo un significado bastante espiritual, ya que en su valle, en la transición entre la época de verano e invierno se pueden observar el surgimiento de territorios inundados que dejan la entropía de los ecosistemas subsecuentes a un lado. En otras palabras se da una idea un tanto minimalista de lo que pudo haber sido la diversa sabana de Bogotá, entre tantos animales que se pueden observar y aún más flora incesante de la cual no soy tan especialista se suelen ver muchos colibríes, y venados, grandes representantes de la memoria ancestral que nos hemos negado a aceptar, así como nos negamos la idea que dichos animales pudieran haber estado en una realidad concomitante con las gentes de otrora, ahora bien no solo estos dos representantes, creo que la lista sería interminable y quisiera nombrar algunos compañeros de camino que ya están un poco lejos gracias a la gran mole que esta encima de nuestros sueños y esplendor, las especies de venado cola blanca y venado rojo, la comadreja, el gran cóndor de los andes, loros y guacamayas únicos de la región, la guapucha, el capitán, el coatí, el mono nocturno, perro de monte, la pava de monte, murciélagos, entre otros que pude haber listado y no tienen un carácter menor a alguno de los nombrados, el hecho es resaltar que este nido de biodiversidad guarda un potencial y patrimonio genético del cual no somos conscientes, y lo peor es que países foráneos lo reconocen y lo aprovechan, recursos que estamos perdiendo y dilapidando por el afán de buscar una idea desarrollista que nada tiene que ver con la autenticidad de lo que somos, incluso tuve la oportunidad de conocer el árbol insignia de Bogotá, sietecueros, árbol que todos los trabajadores del parque reconocen con claridad y afirman que hacen parte de la realidad de Bogotá sin embargo no lo reconocía yo así bien sea por que están bajo la sombra del sauce y el sauco, o bien sea por que simplemente no está presente en nuestra cotidianidad.
Ahora no solo se deben reconocer los espacios en conjunto con el hombre se debe traer la discusión del campesinado primera barrera que debe articular la conservación, esto lo traigo a colación ya que nuestra realidad ve dos países, el centralista que vive en una burbuja en la cual la pequeña élite se erige y plantea sociedad desde su visión desacertada, y el otro país realista que ellos se atreven a mirar desde la otra orilla, es hora de decir no mas y recuperarnos como sociedad que innova y plantea modelos que pueden ser diferentes a los que nos intentan imponer desde la industria, la globalización y la apertura desigual, es hora de hacerle caso a esa pequeña ventana al paraíso, esa ventana que está ahí para recordarnos lo que hemos dejado pasar, y que ahora estamos en el momento quiebre si decidimos perder definitivamente o ganar la confianza de volver a ser seres de la naturaleza no contra ella.
Algo que rescato de las primeras ideas de los colonizadores españoles fue la idea de nombrar a América como el paraíso terrenal, incluso hacían analogías con pasajes de la biblia1, pues así es, el pensamiento se ha cambiado, el paisaje se ha cambiado, y nosotros hemos cambiado, así es el dinámico de las sociedades, ahora se busca cambiar de nuevo, e incluso las nuevas corrientes del pensamiento eurocentrista u occidentalista están retomando maneras de vivir que se plantearon antes de la llegada de los “evangelizadores” y que ahora se venden como ideas formuladas a partir de la conciencia del nuevo pensamiento, “pamplinas” la armonía está al alcance de la mano. Las lagunas que nos rodean los ecosistemas únicos de la región, el trópico, todo esto y más nos ha construido hasta lo que somos ahora, quisiera recomendarle al lector que se detuviera un momento a pensar, o si no lo quiere hacer no lo haga, simplemente salga esta noche y si estamos de buenas con el clima se detenga cinco minutos y admire el cielo, lo reto a contar más de cinco estrellas, y si esto no lo impactó le dejo la siguiente imagen.
(Perspectiva de Bogotá desde uno de los sectores más distantes del PNN Chingaza)
A continuación a manera de conclusión les pregunto, y me pregunto todos los días, ¿es bueno vivir con tanta conformidad?, si se es un ser conforme se cae en la rutina y la rutina es la torpeza de nuestros sentidos, que nos niegan ese mundo que está ahí llamándonos, ahora ¿Son necesarios todos esos imaginarios que nos han impuesto culturalmente?, ¿Es posible plantear nuevas maneras del vivir, sin estar sometidos desde muchos puntos de vista?, ¿podríamos algún momento llegar a conocernos a través de nuestro territorio y entender por qué permitimos esto?, y finalmente pienso que somos colonos y seguiremos siéndolo si no nos entendemos desde nuestras raíces, si bien la mayoría, no somos europeos y con orgullo y nacionalismo defendemos nuestra bandera, ¿por qué no caer en cuenta que seguimos siendo colonia?, y si no lo piensa usted así, ¿por qué cree usted que adoptamos todas las posturas del mundo accidental, entre otras la forma de vestir de hablar, y hasta de juzgar?.
Siento que sinceramente podríamos dejar esa venda a un lado y caer en cuenta que nos consideramos mestizos pero realmente no lo pensamos, seguimos viviendo bajo un absurdo complejo del ego y el pensamiento en comunidad, estoy seguro, empezará a primar en los tiempos que se avecinan. Estamos en el paraíso y actualmente hay pequeñas ventanas que estamos abriendo, se me quedan muchas cosas por decir, pero creo que la sabiduría no están representadas por un exceso de palabras sino más bien por un exceso de entendimiento a partir de la prudencia, detenerse a observar y pensar, pensarnos como sociedad, sociedad hijos de la tierra es más productivo que hacer caso omiso y seguir siendo un prospecto de maquinaria e industria desde una realidad de ser humano.
Enlace:
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Bibliografía:
1. o´Gorman. (1995).capítulos 1-5. La Invención de América. México: fondos de cultura económica.
2. Fotos cortesía del autor del artículo
Foto Oso de anteojos: http://
Hermosas fotografías, toca formar a estas nuevas generaciones pero en la practica no en lo virtual; en mi conciencia ecológica quedan los recuerdos de los paseos a las fincas de Cundinamarca en las vacaciones escolares; las reuniones familiares a la luz de las velas, las leyendas de terror por los tíos , la fabricación de la panela, las caminatas, el afecto de los campesinos y su bondad con los demás, etc, etc.