¿Construcciones en humedales deben ser destruidas?
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Por: Javier Leonardo Ramirez.
La respuesta al titular debe ser un contundente si. Pero como afirmación dicha por el alcalde de Bogotá genera toda duda y reproche, pues su administración ha sido vacilante en la defensa de estos ecosistemas.

Más allá de vanos discursos y buenas intenciones son concretos los casos que refutan la frase de Petro: Si una construcción se ubica dentro de un humedal debe ser destruida. Casos como los humedales de Techo, Jaboque y Cortijo son prueba que las construcciones ilegales,formales e incluso institucionales siguen siendo una gran amenaza para los humedales y que la respuesta de la autoridad ambiental más allá de negligente ha sido cómplice.
Estos casos ocurren no en la Bogotá inconsciente del pasado, sin sustento normativo ni voluntad política que improvisó en la protección de sus recursos naturales por no tener un referente ni un marco legal. Ocurren hoy en la ‘Bogotá humana’ que dice se ‘adapta al cambio climático’ y que por orden del Alcalde sigue la instrucción de ‘no depredar’ y ‘ordenarse en torno al agua’. Ocurren pese a que hoy existe una normatividad clara y una política Nacional y Distrital de humedales.
Respuesta del alcalde ante la avalancha de críticas por la torre de apartamentos que afecta el humedal la Conejera. La personería confirmó que la obra invade la reserva.

 

Relleno de humedal Jaboque, el caso más notorio y reprochable.

Cuatro años completan las denuncias, derechos de petición y notas de prensa exigiendo a la Secretaria de Ambiente reaccionar al relleno de las áreas no protegidas del humedal Jaboque. Las acciones han sido nulas y la Ciudadela Parque Central de Occidente, de la constructora AR, aniquiló un área inundable abundante en fauna con todas las características de humedal. Sin embargo el ecosistema nunca fue incorporado a las áreas protegidas del Distrito Capital y por tanto nada obstaculizó su relleno y construcción.

Biologos y vecinos han registrado año a año el avance del relleno del humedal. En cualquier momento el Distrito pudo actuar, incluso ha llegado a admitir el valor del ecosistema y la necesidad de protegerlo, pero no tomó medidas.

En este documento los licenciados en Biología Angela Montoya y Alejandro Perez realizaron un inventario faunístico y valoración de las áreas inundables no protegidas (hoy rellenadas) del humedal Jaboque.

Las siguientes imágenes aéreas tomadas del portal Google Maps muestran la desaparición progresiva del ecosistema. ​En azul, el límite legal del humedal Jaboque. En amarillo, el área inundable con fauna y flora de humedal pero sin reconocimiento ni protección. En rojo, el avance del relleno.

A nivel de la calle esta es la evidencia:

En azul la fauna presente en el humedal, incluidos varios ejemplares de (Gallinula melanops bogotensis) declarada en peligro crítico de extinción. Las fotos fueron tomadas en febrero de 2012 (izquierda) y octubre de 2012 (derecha).

Relleno y nivelación del terreno, tomada por Jonathan Ruiz en enero de 2013 y los rellenos definitivos del humedal en junio de 2014, foto Ricardo Espinosa.

En derechos de petición enviados los años 2012 y 2013 el Distrito admitió tener por prioridad la protección de varios ecosistemas no reconocidos:

Sin embargo, a la fecha ninguno de estos humedales han sido incorporados a las áreas protegidas del Distrito. Solo fueron emitidas medidas cautelares para el humedal Burrito. Tampoco fueron enviados los resultados de los estudios prometidos.

En otro derecho de petición de julio de 2014 la Secretaría admite por fin las afectaciones en el humedal producto de las obras del proyecto inmobiliario. No obstante, se pone en evidencia la tardanza de la investigación y la debilidad de las acciones tomadas.

Sorprende que varias de las investigaciones hayan sido cerradas, que ninguna de ellas corresponda al relleno del ecosistema no reconocido y que sólo esté vigente un expediente por disposición de escombros. La respuesta deja entrever que además de rellenar el humedal no reconocido también afectaron el ecosistema declarado.

Mientras se tasan multas irrisorias el humedal desapareció. Además, nunca hubo una intención seria de excluir estas áreas del suelo de expansión urbana. Tampoco se negoció con los constructores para incorporarlas como zonas de cesión y garantizar su protección. En la modificación del POT éstas áreas no fueron incorporadas a la Estructura Ecológica Principal de la Ciudad.

Techo, de humedal a barrio.

La excusa para no actuar suele ser que los ecosistemas no se encuentran reconocidos como reservas dentro del ordenamiento normativo de la ciudad. No es el caso del humedal de Techo, que está declarado como Parque Ecológico Distrital y protegido por varios fallos judiciales. Este respaldo legal no ha sido suficiente para que el Distrito impida su desaparición progresiva.

Actualmente, el barrio Lagos de Castilla ocupa casi el 50% del área legal del ecosistema. En este espacio se ha insistido en encontrar una decisión armónica con el ambiente y las realidades sociales de los vecinos. El Distrito podría adquirir lotes baldíos para reponer las áreas invadidas del humedal y garantizar la conectividad del ecosistema. Lejos de eso, ha permitido el avance de la invasión y el fraccionamiento del humedal.

En estas imágenes satelitales se observa como en los últimos años se continuó la urbanización de lotes en la periferia del humedal sobreviviente. El efecto es su fraccionamiento y aislamiento definitivo. Al 2014 el humedal quedó definitivamente fraccionado en tres porciones totalmente incomunicadas entre sí.

Vista satelital del humedal. Para el año 2013 se observa un incremento en las construcciones, tanto en el borde del humedal sobreviviente, como al interior de su antiguo límite legal.

 

Lo que ha ocurrido en estos últimos años es la consolidación de la negligencia e indolencia de varias alcaldías que han sido incapaces de dar soluciones y contener la urbanización ilegal. Si se comparan las imágenes del 2001 y 2014 sorprenden la aniquilación progresiva del humedal.

En naranja el humedal de Techo sobrevierte, en rojo su límite legal y en azul varias áreas inundables con características de humedal que sobrevivían de un ecosistema más grande y que fueron rellenados desde el 2001. En 2014 se observan tres porciones de humedal aisladas (en naranja).

Contrario a la afirmación del Alcalde nada impide que construcciones devoren los humedales de la ciudad, así éstos estén declarados y protegidos en el papel.

Humedal El Cortijo, corregir a tiempo o prolongar los errores.

Como se ha denunciado en varios espacios, el humedal Cortijo está en riesgo por la improvisada gestión de la Corporación Autónoma Regional que proyectó la ampliación de la Planta de Tratamiento Residuales PTAR Salitre sin considerar los valores ambientales de una área con características y fauna de humedal en cercanías del barrio Ciudadela Colsubsidio.

Humedales Bogotá mostró que es posible desarrollar el proyecto de la Planta, destinada a sanear el río Bogotá, sin afectar este recurso natural. Sin embargo es necesario decisión, liderazgo, sentido común y voluntad política.

El humedal Cortijo se debe excluir del área de influencia de la PTAR, debe ser manejado independientemente como una aula ambiental, con acceso regulado al público e impulsado como proyecto pionero de recuperación.

La autoridad ambiental del Distrito y la Secretaría de Planeación deben tomar las acciones para evitar la destrucción de este ecosistema. Sería éste el escenario para que la Alcaldía se reivindique y sea coherente con su discurso.

 ​Cientos de patos canadienses visitan el humedal Cortijo cada temporada migratoria.

 

Falta de reconocimiento, un común denominador.

Hay un factor común en los casos mencionados. La delimitación y reconocimiento de los humedales fue mediocre y constituye una de sus mayores amenazas. La falta de reconocimiento condena a los humedales a la destrucción. Por tanto, escudarse en una delimitación mal hecha para decir ‘Esto no es un humedal podemos construir’ es una posición cínica y engañosa. En ella ha caído el alcalde de Bogotá al tratar de sortear torpemente las acusaciones que señalan a su familiar de afectar el humedal la Conejera con desarrollos inmobiliarios.

Sin embargo, aún se está a tiempo de demostrar la voluntad de salvar los humedales de la ciudad. Es necesario emitir medidas cautelares en los casos más críticos, presentar proyectos de acuerdo al Concejo para declarar los humedales Chorillos, Cortijo y Burrito, encontrar la forma de mejorar la delimitación de los ecosistemas y avanzar en la ejecución de los Planes de Manejo y Conversación de los humedales ya declarados.

 Humedal Chorrillos en Suba rural, no reconocido.

 

Autor: Javier Leonardo Ramirez, twitter: @JaLeoRC

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2 comentarios

  1. Es preocupante la indiferencia de la población bogotana ante las invasiones de terrenos especialmente en los alrededores del humedal Jaboque en donde han rellenado por partes y continúan construyendo Conjuntos de apartamentos sin que la alcaldía se manifieste por la conservación de la reserva hídrica y peor aún anuncie por medio de una valla la construcción de un colegio distrital en un terreno de relleno del humedal Jaboque. No hay preocupación por la extinción de la fauna y flora del humedal Jaboque porque su hábitat es exterminado con la complicidad de los gobernantes y de la población bogotana ni tampoco se soluciona el problema de transporte en esta zona que ni siquiera cuenta con un alimentador en el barrio Gran Granada y un porcentaje elevado de la población que allí vive se ve obligado a tomar bicitaxis sin ninguna norma de seguridad y tiene que aceptar obligado el incremento en transporte con pésimo servicio. Solamente ingresan dos rutas del SITP pésimamente organizadas porque demoran 45 minutos en pasar y aparecen dos buses al tiempo dirigidos para el mismo sitio.

  2. Si deben destruirse las construcciones en terrenos de los humedales y sus alrededores especialmente en el Jaboque porque la mayoría de habitantes vierten sus aguas negras en los humedales, ocasionando afectación ambiental que posiblemente no es muy notoria en la actualidad pero nuestros hijos y descendientes llorarán las consecuencias y nuestra indiferencia cuando no tengan agua ni siquiera para bañarse porque hemos convertido las reservas hídricas en basureros donde la extinción de fauna y flora más los nauseabundos olores en sus alrededores son el pan diario.

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  1. Es preocupante la indiferencia de la población bogotana ante las invasiones de terrenos especialmente en los alrededores del humedal Jaboque en donde han rellenado por partes y continúan construyendo Conjuntos de apartamentos sin que la alcaldía se manifieste por la conservación de la reserva hídrica y peor aún anuncie por medio de una valla la construcción de un colegio distrital en un terreno de relleno del humedal Jaboque. No hay preocupación por la extinción de la fauna y flora del humedal Jaboque porque su hábitat es exterminado con la complicidad de los gobernantes y de la población bogotana ni tampoco se soluciona el problema de transporte en esta zona que ni siquiera cuenta con un alimentador en el barrio Gran Granada y un porcentaje elevado de la población que allí vive se ve obligado a tomar bicitaxis sin ninguna norma de seguridad y tiene que aceptar obligado el incremento en transporte con pésimo servicio. Solamente ingresan dos rutas del SITP pésimamente organizadas porque demoran 45 minutos en pasar y aparecen dos buses al tiempo dirigidos para el mismo sitio.

  2. Si deben destruirse las construcciones en terrenos de los humedales y sus alrededores especialmente en el Jaboque porque la mayoría de habitantes vierten sus aguas negras en los humedales, ocasionando afectación ambiental que posiblemente no es muy notoria en la actualidad pero nuestros hijos y descendientes llorarán las consecuencias y nuestra indiferencia cuando no tengan agua ni siquiera para bañarse porque hemos convertido las reservas hídricas en basureros donde la extinción de fauna y flora más los nauseabundos olores en sus alrededores son el pan diario.

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