Escrito por: Alejandro Nieves.
«Un sitio bueno y acomodado, sin selvas inhóspitas, sin plagas, alimañas o fieras». Esta fue la frase utilizada por Gonzalo Jiménez de Quesada para expresar su agrado y el de otros colonos hacia la Sabana de Bogotá, una tierra donde cualquier cosa que fuese cultivada crecía rápidamente y donde se veía agua brotando por todas partes. En total, las lagunas, humedales y chucuas existentes en aquella época sumaban 50000 hectáreas. Para el año 2016, el área ocupada por los humedales dentro del casco urbano se había reducido a 725 hectáreas (humedales reconocidos como PEDH) y el área verde promedio con la que cuenta cada habitante es de tan solo 4,3 mts2.Una cama doble tiene una superficie de 2,6 mts2.
Algunas de las funciones de los actuales ecosistemas bogotanos son las siguientes: albergan cuerpos de agua que evitan inundaciones en épocas lluviosas, son el hogar de paso de aves migratorias y de especies endémicas de flora y fauna en vía de extinción, y además son pulmones urbanos que mejoran la calidad del aire que respiramos, elevando así la calidad de vida de la ciudadanía.
Para nadie es un secreto que los cimientos de gran parte de los barrios actuales han sido construidos sobre el lecho de antiguas lagunas y humedales. Y pese a que el daño ya esté hecho, es necesario que los bogotanos refresquemos la memoria y le rindamos un homenaje a todos esos ecosistemas que fueron arrasados para procurar no seguir cometiendo los mismos errores en el futuro. Comencemos.
Parque Lago Gaitán
Foto publicada por La Prensa Colombiana, autor desconocido.
El sector El Lago aún conserva vestigios de un antiguo parque y lago, y me refiero por supuesto al nombre del barrio y a un número considerable de edificios que se encuentran inclinados hacia algún lado debido al subsuelo húmedo.
Este parque fue bautizado en 1922 por los hermanos José, Domingo y Rafael Gaitán. El primero de estos adquirió el terreno donde había un lago formado por las corrientes subterráneas de la sabana. Los tres hermanos idearon una zona de recreación y esparcimiento, y para ello dispusieron para los visitantes ruedas de Chicago, restaurantes e incluso alquiler de caballos. Durante sus doce años de funcionamiento el Parque Gaitán fue uno de los destinos predilectos de las familias, las parejas y los extranjeros que llegaban a pie o en tranvía.
El crecimiento de la población trajo consigo la necesidad de construir nuevas viviendas, y dada la privilegiada ubicación del parque, surgió en los dueños la tentación de venderlo. Eventualmente lo hicieron, numerosos constructores fueron quienes rellenaron el lago y construyeron encima de él las edificaciones donde actualmente se encuentran tiendas tecnológicas, centros comerciales, universidades, tiendas de moda y mucha congestión.
Humedal de la Zona Industrial de Montevideo
Foto tomada por Bryan Calvachi Zambrano y publicada por Jorge Emmanuel Escobar Moreno.
En el costado sur de la Terminal de Transportes, en medio de la contaminación habitual de una zona donde pululan bodegas y parqueaderos, existía un pequeño oasis que contrastaba con su sector. Se ubicaba en la intersección de la Calle 21 con el canal San Francisco y desde la Avenida Boyacá hasta la Carrera 70.
Por muchos años fue el pulmón de la zona, allí convivían diversas especies como tinguas pico rojo, tinguas moteadas, tinguas azules y fochas, además de la flora típica de un humedal. Sin embargo, en 1995 empezó su proceso de desecación para reemplazarlo por otro parqueadero, dejando esta zona completamente uniforme, monótona y sin ningún encanto.
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Humedal del Aeropuerto el Dorado
Aeropuerto inundado, cada vez que se presenta una temporada lluviosa es una escena usual. Foto tomada por G. Wilches-Chaux.
La zona donde hoy se ubica el Aeropuerto El Dorado estaba conformada por tres humedales conectados entre sí: Gaco, Cacique y Jaboque. Cada uno de ellos fue reducido o eliminado para abrir paso a una parte diferente del actual aeropuerto o de sus barrios aledaños. El Humedal Gaco fue secado completamente para albergar el costado sur del aeropuerto, las tierras del Humedal Cacique fueron utilizadas para construir el Barrio Álamos, y finalmente, el costado norte del aeropuerto y gran parte del Barrio Villa Gladys surgieron de la reducción del humedal Jaboque, el cual se encuentra actualmente acorralado dentro de ese barrio, expuesto a vertimientos de escombros y deshechos que aún no han cesado. (El último de ellos sucedió este año).
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Lago de San Cristóbal
Foto publicada por Gustavo McCormick en el grupo Fotos Antiguas Bogotá.
El sur de Bogotá también contaba con frescos paisajes, de hecho, en la localidad de San Cristóbal se hallaba uno de los lugares más visitados que ha tenido la ciudad. El planeador de este sitio fue Ernesto González, quién en 1917 se dio a la tarea de buscar un lugar de descanso y esparcimiento para los cachacos de aquel entonces. González, al ver en la rivera del Río Fucha varias zonas que se inundaban frecuentemente, encontró el lugar perfecto para hacerlo, represó parte del río y adecuó dicho lugar para tener un majestuoso lago, invirtió en canoas, juegos mecánicos y arregló una isla en medio de aquel lago.
El parque ya tenía asegurado un gran público, y con la inauguración del ramal sur del tranvía, los visitantes desbordaban su capacidad. Ellos venían de todas las clases sociales, los pudientes e intelectuales se reunían en La Casita, un restaurante de alto gourmet que contaba con orquesta. Por otra parte, la gente humilde se reunía en La Rondinela, otro restaurante que hacía las veces de piqueteadero y donde un conjunto de cuerdas interpretaba su música al lado de una pista de tejo.
En 1965, después de unos sucesos curiosos y otros tantos importantes durante sus cinco décadas de funcionamiento, Ernesto falleció y uno de sus hijos (que residía en Estados Unidos) decidió vender estos terrenos a la Constructora Currea y Uribe-Holguín para urbanizarlos, dando fin a este hermoso parque, reemplazando la diversidad que allí había por un entorno poco natural y marginado.
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Quebrada Rosales
Cauce de la Quebrada Rosales completamente seco, fuente: Semana Sostenible.
La recuperación y preservación de las quebradas de los Cerros Orientales es una tarea dispendiosa, no obstante, ha rendido frutos y ha sido bastante exitosa en varios casos (Las Delicias, La Vieja y Vicachá o San Francisco), sin embargo, nada pudo hacerse por la Quebrada Rosales.
En enero de este año, la Fundación Amigos de la Montaña reportó que, dentro de la Reserva Forestal de los Cerros Orientales, constructores de varias viviendas de lujo habían represado el cauce y desviado el curso de la quebrada para hacer lagos artificiales en los condominios, y junto a la intensa sequía que hubo a inicios del año, la quebrada no pudo recuperarse del gran robo de agua y se secó completamente.
La Alcaldía Local de Chapinero interpuso una demanda en la Fiscalía y el proceso está en etapa de investigación, esperamos que el caso sea resuelto y no quede en la impunidad.
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Humedal de Bonanza
Foto tomada por José María González Cárdenas en 1976.
En 1911, Ruperto Restrepo adquirió la totalidad de los terrenos del Humedal Santa María del Lago en un juicio de remate, y durante todo el transcurso del siglo XX estos pasaron por varias manos, entre ellas, la sociedad conyugal Archila-Montejo, la del expresidente Alfonso López Pumarejo, la asociación Provivienda y la constructora Santa María del Lago.
Después de que cada una de estas asociaciones sacara una tajada del humedal para edificar barrios y urbanizaciones, la construcción de la Avenida Boyacá en los años 70 dio el golpe más grande, ya que pasó justo por la mitad del cuerpo de agua y lo dividió en dos. Al costado oriental lo llamaron Humedal de Bonanza, y con el paso del tiempo estuvo más expuesto a ser un botadero de escombros y basuras, secándose poco a poco hasta desaparecer.
Actualmente, en el barrio homónimo hay un canal de agua rodeado por un enorme potrero con jardines donde muchos transeúntes pasan diariamente sin saber que allí alguna vez hubo un humedal.
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Luna Park
Foto publicada por Joselh Hómez en el grupo Fotos Antiguas Bogotá.
Aunque no es mucho lo que se conoce de este parque, sabemos que fue inaugurado en 1921, que allí había un lago y que sobre él se encuentra el Barrio El Restrepo actualmente. Este lugar fue pensado para la recreación infantil, contaba con aviones, balanzas, columpios, y zonas verdes. Los deportistas de antaño por otra parte, también solían ir con frecuencia a entrenar alrededor de aquel lago.
Lo que una vez fue una zona periférica fue acercándose paulatinamente a la urbe, el terreno donde se encontraba Luna Park empezó a valorizarse y el acecho de encontrar nuevas tierras para edificar finalmente causó la venta de este precioso lugar para construir viviendas y comercio.
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La lista de los ecosistemas que fueron arrasados para urbanizar no se compone solo de siete lugares, y como vimos, desde la colonia hasta hoy, tanto los más pudientes como los más humildes han construido a diestra y siniestra devastando la riqueza natural de la Sabana de Bogotá. Sumado a este hecho, el mando de incontables planeadores urbanos sin visión ecológica ni ambiental ejerce una gran presión sobre los ecosistemas que aún sobreviven en la ciudad.
Tal es el caso de la Reserva Forestal del Norte Thomas Van Der Hammen, nombrada en honor al botánico, arqueólogo y geólogo, quién pasó gran parte de su vida estudiando los suelos, la vida y la biodiversidad de la Cordillera de los Andes y del páramo subandino. Su fascinación por este tipo de ecosistemas lo llevó a radicarse en Chía hasta su deceso en el año 2010. Esta reserva fue pensada para comunicar el Río Bogotá con los Cerros Orientales, sirviendo de corredor ecológico y cubriendo una vasta zona. Por otra parte, hay intenciones de urbanizar este sitio y a pesar de las quejas ciudadanas y de los argumentos científicos presentados en contra de este proyecto, los planes para hacerlo siguen en marcha.
Reserva Forestal del Norte Thomas Van Der Hammen. Fuente: El Tiempo.
Quién visite los humedales y demás pulmones urbanos se dará cuenta fácilmente que la perdida es incalculable. El placer de encontrar calma y tranquilidad en medio del ajetreo y caos diario de la urbe es invaluable y el hecho de que albergue tanta diversidad ecológica debería servir de motivación para que las autoridades ambientales preserven estos mágicos lugares, y que prohíban que sigan haciendo negocios con nuestro patrimonio ambiental, el de todos los bogotanos y bogotanas.
Enlaces importantes y enlaces fuentes
El soporte científico de la reserva Van Der Hammen que ignora el alcalde
Construcción de estrato 6 pone en riesgo quebrada
Fotos de parques de recreación antiguos en Bogotá
Artículos sobre la Reserva Thomas Van Der Hammen
HUMEDALES DE BOGOTÁ SE EXTINGUEN
Humedales de Bogotá: evolución histórica.
Bibliografía
Bogotá, MMX, Alcaldía Mayor de Bogotá, 2010.
Los Humedales en Bogotá, Herman Arias Gaviria para la Personería de Bogotá. 2003.
Los Humedales de Bogotá y la Sabana, Acueducto de Bogotá, agua y alcantarillado. 2003.
Gracias por el mensaje, siempre me enriquecen; lástima que la gente no sepa defender estos recursos y espacios naturales; peor aún mucha lástima que el gobierno no ap`lique la normativa existente que es suficiente para protegerlos.
Me gusta mucho su sitio web. Me encanta que tengan ese tema sobre los humedales perdidos de Bogota. Espero que esto les permita conscientizar en algo a la ciudad sobre la importancia del agua y los humedales.
Si primero prima la brutocracia como la de Peñaloza que no le importa destruir nuestro ecosistema con tal de acrecentar su negocio familiar de cemento y multiplicar el negocio de la mama que vende los arboles que el autoriza sembrar después del daño irreparable que genera en nuestras fuentes de agua.