Por: Javier Leonardo Ramirez.
El pez muere por la boca como en el caso de los peces decomisados en el acuario del centro comercial Atlantis, en manos de funcionarios de la Secretearía de Ambiente. El discurso oportunista que ha usado Peñalosa para justificar lo injustificable sólo demuestra su profunda incoherencia en materia ambiental. Para comprobarlo, basta ver las condiciones de los humedales bogotanos y las decisiones arbitrarias que se han tomado en materia ambiental.
Para sacrificar los peces la Alcaldía se escudó en un concepto técnico de la ONG Conservación Internacional. La prestante organización financiada por petroleras y donde trabaja la hija del alcalde, argumentó que ‘la eutanasia debe ser considerada como una alternativa válida’ para el manejo de fauna exótica ante la amenaza de convertirse en potenciales invasores.
Al día siguiente los animales fueron sacrificados, la inconformidad en la ciudadanía fue evidente. Resulta difícil de entender que la fauna muera en manos de sus supuestos protectores.
Independientemente del fondo del argumento técnico, no deja de ser inquietante el estricto acatamiento del concepto. ¿Cuántos conceptos y estudios de las academias de ciencias de las más prestantes Universidades e Institutos Científicos que abogan por la conservación de la Reserva Forestal Van der Hammen y han mostrando su enorme valor ambiental han sido ignorados, ridiculizados o cuestionados por Peñalosa? Decenas de ellos.
Pero hay algo más curioso. La misma ONG que habló de la eutanasia como una salida viable, aunque no la única, realizó el Plan de Manejo y Conservación del Humedal Capellanía. Allí Conservación Internacional denunció que el diseño actual de la Avenida Longitudinal de Occidente ALO acabará con el 26% del área protegida del humedal y afectará otros dos cuerpos de agua en la localidad de Suba:
Aparte del Plan de Manejo Ambiental del Humedal Capellanía realizado por Conservación Internacional A Peñalosa este concepto no le resulta útil a sus intereses. Al contrario, ha negado la afectación, ha dicho que no existe humedal en los predios de la ALO en Fontibón y por tanto no se justifica cambiar el trazado o proyectar un paso elevado.
La ALO no solo afecta cuerpos de agua y nuevos relictos de bosque que se han regenerado. Además acabará el cerramiento occidental que protege el humedal y que dejó Petro, el enemigo político de Peñalosa, del que ha inaugurado como propias decenas de obras en 2016. En el 2017 seguramente cortará la cinta de la reconformación hidro-geomorfológica del Humedal Jaboque, en ejecución desde finales del 2015. Y sacará pecho. Claro, mientras nada salga mal, como los peces de Atlantis. Ese es el talante de nuestro incomprendido Alcalde.
Otra muestra de incoherencia. Si se considera peligroso liberar peces exóticos en el medio ambiente ¿porque Peñalosa en el 2000 destruyó el humedal Tibabuyes con un embalse artificial que permitió la introducción de especies invasoras como la carpa europea?
Carpa (Cyprinus carpio) en embalse artificial humedal Tibabuyes «la piscina», especie potencialmente invasoraEl improvisado y mediático operativo de incautación de los peces de Atlantis no es más que un intento desesperado por mostrar resultados tras un desastroso 2016 en materia ambiental. Algunos de los retrocesos en medio ambiente durante el 2016 fueron:
- Se retiró la vigilancia del Humedal Conejera con desastrosos efectos. El humedal fue vandalizado y se perdieron años de recuperación ambiental. Ver reporte de daños.
- Se paralizó la restauración ambiental de la Reserva van der Hammen, los lotes asignados al Jardín Botánico para ejecutar los nodos de reforestación fueron transferidos al Instituto de Desarrollo Urbano IDU.
- Se permitió la invasión del Parque Distrital de Entrenubes y la tala de frailejones para la construcción de cambuches en el sector de Juan Rey.
- Se derogó el decreto de la Secretaría de Ambiente que ampliaba el área protegida del Humedal Torca Guaymaral en 131 hectáreas.
- Se derogó la utilidad pública de la Reserva Van der Hammen.
- Se permitió el avance de la invasión del Piedemonte de Monserrate, que pasó de 10 cambuches a 100 en un semestre. Aunque se realizó una muy publicitada intervención de recuperación, el daño ya estaba hecho.
- Se recortaron los recursos destinados a la administración y recuperación de humedales en el presupuesto del 2017.
- Los recursos de regalías (que Petro antes destinó a la conservación de páramos) se destinaron a financiar los diseños de una autopista urbana que acabará con el parque Lineal del río Salitre. Ese mismo que Peñalosa construyó en su primer Alcaldía, que se opuso a su intervención cuando Samuel Moreno propuso Autopistas por concesión y que ahora defiende y promueve como gesto a su amigo de elecciones Germán Vargas Lleras.
- No hubo avance en la reforestación de los lotes de estacionamiento que dejó comprados la administración Petro para ampliar los humedales de la Vaca y Burro.
- Se acabó convenio inter-administrativo para la recuperación, protección, vigilancia, reforestación, limpieza y guianza en los humedales de Bogotá.
- No hubo avances en la recuperación de humedales declarados en alerta amarilla por déficit hídrico.
- Los dos grandes proyectos ‘ambientales’ de la Alcaldía son pavimentar los bordes del río Bogotá acabando su conexión vital con los humedales y construir un sendero duro en los cerros que más parece responder a la necesidad de tener un tubo matriz del acueducto para facilitar la urbanización de la franja de adecuación.
En lugar de tomar acciones desesperadas y mediáticas ante el afán de mejorar la imagen frente al proceso de revocatoria; en lugar de atacar e ignorar la comunicad científica y las organizaciones ambientales, esta Alcaldía debería emprender acciones conjuntas por una verdadera conservación del ambiente en la ciudad.
Autor: Javier Leonardo Ramirez, twitter: @JaLeoRC